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Mes: octubre 2013

Verano indio

Un amanecer polvoriento golpea con rudeza la pradera, seca y agostada, respirando calor por los cuatro costados. El sol, rojizo y macilento, revela un panorama desesperanzado y desolador mientras asciende, impasible, camino de su cenit. Perros sucios, de mirada esquiva y huidiza, merodean entre los abundantes desperdicios, gruñéndose entre sí y entrechocando los escasos dientes; algunos rapaces morenos, de pelo largo y brillante pese al polvo, juguetean y se persiguen en ese eterno ballet tan querido para la infancia, sin que parezca importarles la tristeza de la mañana naciente ni el tremendo calor que se adivina en el aire vibrante,…

Lo justo y lo legal.

A pesar del calor, que resulta algo impropio para las alturas de año a las que nos encontramos, parece que la otoñada se va animando por todo el país. La lluvia comienza a asomar su adusto rostro por calles y bulevares, llenando el suelo de charcos y los corazones de nostalgia por el verano perdido, ya tan lejano. Quedan atrás las tardes indolentes del estío, claras y eternas, y el cambio de estación cierne sobre nosotros negras nubes de tormenta. Y con la misma fuerza que esa otoñada, y con los mismos tintes oscuros, llama con prisa desbocada a nuestras…

Aire (Fantasmas del paraíso, IV)

  Apenas nos separa un delgado cristal y un par de metros de aire limpio, frío y ajeno, y parece como si toda la inmensidad del Gobi se extendiera entre nosotros con su inconmensurable presencia, querida. Hace escasos minutos que has entrado en la calidez de este local, que nos acoge cada noche como si de un útero amigable se tratase, con un suave revoloteo de pestañas, con un coqueto aunque discreto taconeo. Tu aparición ha logrado, como tú ya sabías, captar la atención de todos los presentes; nunca falla. Las mujeres sisean sus viperinas envidias, su tan femenino despecho…

Jack-O’-Lantern, que estás en los cielos…

Ya empezamos. Es algo tan cansino y tan desabridamente comercial como la fulgurante aparición, hasta en el más mísero de los tabucos, de la Lotería de Navidad allá por el mes de agosto, si bien es cierto que, al menos, esta tabarra incansable es mucho más nuestra, o, cuando menos, así lo siento yo. De cualquier manera, y como veremos a continuación, la que paso a comentar no se trata de una tradición tan extraña a nosotros como pudiera parecer. Halloween, es decir, «All Hallows’ Even» , o «All Hallows’ Eve», o sea, «Víspera de Todos los Santos», no es más…

Gotham City… ¿o quizá Metrópolis?

Los luminosos horizontes de Toronto, que acabarían convirtiéndose en el ya clásico skyline neoyorquino, o la oscuridad de enormes edificios, azotados casi siempre por una lluvia cruel, de una ciudad que podría ser cualquiera de las actuales. La fuerza de lo simple frente al indudable poder de lo barroco, de lo elaborado. El encanto sin pretensiones de las historias sencillas frente al perverso de la atracción por el abismo.  Dos mundos perfectamente disímiles, pero ambos realmente cautivadores, para grandes y para pequeños. ¿Dónde reside la fuerza de estas sedes imaginarias, de estas capitales del bien y del mal? Sin duda…

El cazador y la doncella

Mientras el frío hace gemir los cristales de mi despacho, empapados de agua, Clapton está desgranando los compases de «Worried life blues» en el reproductor. La magia indudable de Mano Lenta me transporta a través de las volutas del humo de mis cigarrillos, me hace adentrarme en la sombría alameda de mis recuerdos, frondosa y fresca algunas veces, poco cordial y desapacible otras, las más, desdichadamente. Las asociaciones de ideas se disparan, y como si de una enloquecida navegación por internet se tratase, al poco tiempo ya he olvidado por completo cuál ha sido el punto de partida, la memoria inicial, el rescoldo del…

Tras los visillos (Fantasmas del Paraíso, III)

Ayer, durante uno de mis interminables paseos, reparé repentinamente en la presencia de aquella casa. Desde luego, el mero hecho de fijarme en su mole no tenía importancia alguna, puesto que paso junto a ella todos los días, dado lo repetitivo del recorrido que suelo describir. Sin lugar a dudas, sería la vergüenza de cualquier caminante que se precie, pero es lo que hay: me vale para fortalecer mis tristes piernas, y eso, de momento, es más que suficiente. Me ayuda, además, a concentrar mis pensamientos, a enfocar todo el poder de la mente consciente en muy diversas meditaciones sobre…

Escritor y lector.

Pues si. Nada más y nada menos que en 2008 inauguré este mi primer blog, pensando que conseguiría darle ciertos visos de continuidad, pensando en que lograría por fin expresarme de acuerdo con esa ineludible necesidad de la blogosfera de éxito que se llama periodicidad, y que es uno de los principales consejos que cualquier blogger veterano dará al recién llegado a estas lides: escribe con periodicidad más o menos fija, no consientas que tus seguidores se aburran, porque acabarán abandonándote; es muy difícil lograr seguidores, pequeño padawan; es muy sencillo perderlos… Qué desastre, ¿no? Vaya insigne patinazo, qué sublime…

En busca del agua.

Está llegando el otoño con una suavidad casi sospechosa. Los días, pese a ser ya escandalosamente cortos, son cálidos y amables, y las noches permiten el paseo, la copa o el sueño, con una placidez que no sé si augura algo bueno; posiblemente tan sólo se trate de la puerta de entrada a uno de esos inviernos de Madrid que te arrancan la piel a tiras de puro fríos que resultan al final. Por otra parte, ni una sola nube en el horizonte; el agua se está haciendo esperar, y el monte está ya completamente achicharrado tras el largo estío,…

Azul, plata, rojo (Fantasmas del Paraíso, II)

«Por tu pie, la blancura más bailable…» Miguel Hernández Una luna llena perfecta, redonda y plena, ilumina con su fría luz los alrededores. Está rielando sobre el agua susurrante que me rodea, azul, limpia, fragante. Me encuentro apoyado sobre el borde de granito que delimita la piscina, con la espalda contra la piedra, como si no tuviera escapatoria posible. El agua, tratada con mimo y dedicación, me llega hasta los hombros y me acaricia suavemente, en esa noche de agosto que parece no tener fin, desde el mismo momento en que me has dicho que sí. A dos metros de mí,…