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Mes: marzo 2015

Las cenizas de Manolo, I

Para mis amigos José Antonio y Alfonso Sánchez Martínez, con cariño. Y para Manolo, a quien no tuve el honor de conocer. El lento, insistente ronroneo del aire acondicionado y el parpadeo de las luces fluorescentes, que chasqueaban ocasionalmente en la suave noche de agosto, eran los únicos sonidos audibles en el enorme hospital. Reposaba el gigante en medio de la ciudad a oscuras, mientras grupos de polillas zascandileaban, suicidas, en los haces de luz de las farolas. Una brisa agradable y fresca preludiaba el amanecer, y la aurora, bajando desde las cumbres de la sierra cercana, se disponía a…

Aguas peligrosas (Rumores de la foresta, y V)

      “No puedo hacerlo… Eres tan hermoso, tan inocente, tan… ¿fieramente “humano”, por los dioses? Titania me perseguiría hasta los confines del mundo si se enterase. No, definitivamente no merece la pena devastar tanta belleza, buscando nada más que un nuevo carcaj; al fin y al cabo, ya cubre mis flechas una noble piel de lobo negro; es envoltura más que suficiente, creo yo…”        Oculto tras una mancha de robles milenarios, de ramas retorcidas y nudosas, el elfo gris –niebla entre la niebla- respira hondo, sujetando el poderoso arco de caza en su mano izquierda. Apenas se distingue su…

Muflonas, mi recurvado y yo (Rumores de la foresta, y IV)

Parece ser que a muchos de mis compañeros de andanzas y de común afición, que son bien conocedores de aquel proverbio (sabio por demás) que afirma que el hombre es dueño de sus silencios y esclavo de sus palabras, les cuesta muy mucho comentar aquellos de sus lances que terminan con la pretendida pieza de caza yéndose, muy merecidamente, a criar. En este determinado asunto, delicado y escabroso como pocos, resultan los cazadores arqueros sospechosamente parecidos a aquellos otros deportistas que dan rienda suelta a su pasión con un arma de fuego o con una caña de pescar. Contamos con…