«El realismo es una mala palabra. En cierto sentido todo es realista. No veo la diferencia entre lo imaginario y lo real.» Federico Fellini. Un par de días a la semana, según cómo anden de reservas, M y su amiga del alma, una cuarentona de voz aguardentosa que se parece mucho a la protagonista de «Nashville», montan en el fondo de la UCI un restaurante que tiene fama en todo Madrid. El chef es un japonés de rostro enigmático, un auténtico maestro con los estremecedores cuchillos necesarios para el desempeño de su oficio. Los maneja con escalofriante facilidad, aunque algunos son grandes…
Escribo, luego existo.