“No puedo hacerlo… Eres tan hermoso, tan inocente, tan… ¿fieramente “humano”, por los dioses? Titania me perseguiría hasta los confines del mundo si se enterase. No, definitivamente no merece la pena devastar tanta belleza, buscando nada más que un nuevo carcaj; al fin y al cabo, ya cubre mis flechas una noble piel de lobo negro; es envoltura más que suficiente, creo yo…” Oculto tras una mancha de robles milenarios, de ramas retorcidas y nudosas, el elfo gris –niebla entre la niebla- respira hondo, sujetando el poderoso arco de caza en su mano izquierda. Apenas se distingue su…
Escribo, luego existo.