Saltar al contenido

Categoría: «Rumores de la foresta»

Aguas peligrosas (Rumores de la foresta, y V)

      “No puedo hacerlo… Eres tan hermoso, tan inocente, tan… ¿fieramente “humano”, por los dioses? Titania me perseguiría hasta los confines del mundo si se enterase. No, definitivamente no merece la pena devastar tanta belleza, buscando nada más que un nuevo carcaj; al fin y al cabo, ya cubre mis flechas una noble piel de lobo negro; es envoltura más que suficiente, creo yo…”        Oculto tras una mancha de robles milenarios, de ramas retorcidas y nudosas, el elfo gris –niebla entre la niebla- respira hondo, sujetando el poderoso arco de caza en su mano izquierda. Apenas se distingue su…

Muflonas, mi recurvado y yo (Rumores de la foresta, y IV)

Parece ser que a muchos de mis compañeros de andanzas y de común afición, que son bien conocedores de aquel proverbio (sabio por demás) que afirma que el hombre es dueño de sus silencios y esclavo de sus palabras, les cuesta muy mucho comentar aquellos de sus lances que terminan con la pretendida pieza de caza yéndose, muy merecidamente, a criar. En este determinado asunto, delicado y escabroso como pocos, resultan los cazadores arqueros sospechosamente parecidos a aquellos otros deportistas que dan rienda suelta a su pasión con un arma de fuego o con una caña de pescar. Contamos con…

Silencio (Rumores de la foresta, y III)

  «Un poco más, solamente un esfuerzo más y ya estamos arriba. Caramba, o este puesto está cada vez más complicado, o yo no me llamo Nacho. De todos modos, no es cuestión de engañarse en demasía, compañero. Hace tan sólo cinco años, te hubieras subido y bajado de este mismo puesto diez veces seguidas sin detenerte para nada, fumándote después un puro hasta los labios, todo ello sin mover un músculo. La verdad, cuando uno está ya frisando edades poco ortodoxas, por decirlo de una manera suave, o se vive de prestado o se teme, casi todos los días,…

Fiebre de otoño temprano (Rumores de la foresta, y II)

«Curioso; ese montón de hierbajos y ramas resecas no estaba aquí antes de ayer, cuando pastábamos muy cerca. Me pica bastante la curiosidad, todo hay que decirlo, pero, en el fondo, siento más recelo que otra cosa. Bueno, estaremos ojo avizor por si las que vuelan.»    «Da gusto pasear por el bosque en estas madrugadas del septiembre temprano, cuando la niebla lo envuelve todo, peleando con la luz ya cercana por el dominio del espacio, compartido con una brisa de fragancia muy especial. El rocío que cubre la tierra, los pastos todos, se deshace bajo nuestras patas sigilosas, y…

Memorias de un arco de caza (Rumores de la foresta, I)

Hace ya muchos años, quizá demasiados, que escribí estos pequeños relatos sobre la vida en el monte y la caza con arco, una de mis pasiones favoritas. Creo que se nota el paso del tiempo por ellos, pero, aún así, no puedo ni quiero renegar de mi creación. Lo cierto es que los escribí durante una de las épocas más dulces y apasionantes de mi vida; quizá por ello les tengo un indudable cariño. Aunque están colgados en mi web, no me resisto al impulso de subirlos a este blog, dudando, no obstante, de si es este su lugar o…