
Ha sido un día divertido y apacible. El sol sonreía de plano para nosotros. De vez en cuando, una discreta y cálida brisa hacia cabrillear la superficie del agua, rota a menudo por los saltos de los basses al alimentarse. Voces de niños, algún inoportuno ladrido, la exclamación de un adulto que llama a otro. Sonidos lejanos aunque muy próximos, apagados por la placidez del día como el mugido de las sirenas en la niebla, ocultos por el discreto discurrir de la vida en una jornada como la de hoy. Anclado frente a nuestra playa, un pequeño velero bornea sin cesar mientras obedece la indomable voluntad de las corrientes. Hemos buscado una y otra vez las sombras fugitivas, huidizas, plenas de frescas promesas que proyectaban las grandes piedras sobre la dura arena con la avidez del hombre perdido en el desierto al tiempo que escapábamos del sol abrasador. Yo enredaba con los fantasmas de mi próxima novela, desobedientes, y tú flotabas en la tranquila superficie del pantano relajada y feliz. Y al final, la hoguera en los cielos y en la tierra que acaba con la espléndida luz del día, que la sustituye por los fieros tonos pastel que presagian la noche. Sí, definitivamente el verano se nos escapa entre los dedos, por mucho que algunos no lo queramos dejar partir.
(Fotos por gentileza de @mercedes_cano_2020. Muchas gracias, rubia… 😉)
#marianogómezgarcía, #narrativarecomendada😎😎, #Zulú, #CancióndeCrimea, #prosacanalla.
Sé el primero en comentar