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En marcha.

Madrid, a 1 de enero de 2018.

Efectivamente, creo que ya va siendo hora de atender las voces de mis viejos demonios. Aunque aún no he recibido las pruebas de imprenta de la editorial de mi primera novela, «Jinetes en la niebla» (Editorial Entrelíneas), ha llegado el momento de comenzar con la segunda.

A pesar de que, desoyendo las reglas del arte y los consejos de quienes saben de esto, no he acabado de poner en pie al muñeco antes de vestirle, ya no quiero seguir esperando. Los personajes bullen en mi cabeza, hablan entre sí a mis espaldas y tengo muy claro que desean ver la luz del día sin más dilación. En mi descargo habré de decir que sé cómo empieza la novela y sé también cómo termina; alguien me decía hace un par de días que eso ya era más que suficiente para empezar; ya veremos…

Y enredando con el asunto, se me ha ocurrido colgar este pequeño blog, que dedicaré a comentar todos  -o casi todos-  mis escritos. No sé si le interesará a alguien o si su contenido podrá resultar útil o provechoso, pero esa es la intención. Si por ende consiguiera que fuera ameno y agradable de leer, miel sobre hojuelas. De momento, supongo que aparcaré otras aventuras menores que me traigo entre manos o, en el mejor de los casos, intentaré simultanearlas con la novela para darles el final que se merecen. Tengo al menos cuatro series de entradas que acabar en mis dos blogs (Tremendo mambí, Propofol, La Vie en Rose y Venados, gamos y cochinos); se me acumula el trabajo: menos mal que no tengo otra cosa que hacer más que escribir, al menos por ahora. Bueno, y grabar podcasts y programas de radio de vez en cuando.

Esta obra es  -o pretende ser- una novela negra, con un antihéroe que me parece original, con una femme fatale, claro, y otras no tan fatales pero igualmente complejas., imprescindibles para complicarle la vida al personaje principal, que posiblemente se llame Carlos Zúñiga. Obviamente habrá uno o varios crímenes que tendrán que ser resueltos por el protagonista. Y de momento, nada más puedo contar. Ya sé que es poco, pero es lo que hay.

Por cierto, creo que tengo el título. Se me ocurrió antes de ayer paseando por Madrid, aunque ya se sabe lo que ocurre con los títulos: te suenan muy bien al principio, los crees brillantes y acertados, y según avanza tu trabajo surgen las dudas por todas partes. En fin, creo que eso tiene una solución no demasiado compleja. Así que ataco sin más dilación «El último de los nuestros».

Alea jacta est.

 

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Publicado en"Zulú"General

2 comentarios

  1. Adelante. Son los personajes quienes te utilizan para contar su historia aunque no todas las historias se deban contar.

    • Leizael Leizael

      Algo de eso debe haber, querido amigo… por si acaso, sí contaremos la suya… 😉

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