MEMENTO FABULIS, de Maite Mateos Torres
Cuando Daniel, el joven protagonista de esta historia de historias, este cuento dentro de otros cuentos, se interna en la biblioteca de su abuelo en busca de respuestas a sus inquietudes, ni siquiera se imagina que su viaje le llevará mucho más lejos de lo que él se proponía. Repentinamente, se verá rodeado de duendes, dragones, xanas, lamias, espíritus y fantasmas surgidos de las ricas tradiciones celtas y centroeuropeas, que le conducirán poco a poco a través de un viaje ciertamente numinoso hasta el descubrimiento final, el hilo conductor oculto con habilidad por la autora en la aparente trama de la obra: el conocimiento es la herramienta indispensable a la que todo ser humano tiene derecho, sin la cual le resultará imposible devenir en una persona completa, en beneficio propio y en el de los demás; el conocimiento es necesario para no ser una marioneta en manos de los poderosos y de sus espurios intereses.
Tan es así que Maite pone en solfa, con valentía y respeto -como debe hacerse-, algunos de los dogmas más queridos por el Poder, por la Iglesia, por la Autoridad, sobre todo a la hora de desvelar cómo se produce la expansión del pensamiento religioso católico mediante la estrategia de suavizar en muchos casos la esencia, alegremente pagana, de los mitos que ilustra en esta obra. La Navidad, el Día de Todos los Santos, los Reyes Magos y Santa Claus, desfilan frente al lector retratados con veracidad, explicando sus raíces y la manera en que han llegado hasta nosotros tal y como hoy los conocemos.
Semejante tarea, tal llamada a pensar por uno mismo, necesita de la fantasía para penetrar con la debida profundidad en el ánimo del lector joven sin cansarle o aburrirle: ese es el auténtico desafío para la autora. Maite maneja el lenguaje con facilidad, con mucho oficio, y lo hace bajo una apariencia de sencillez que no se corresponde con la realidad. Narra con exactitud, sin adornos superfluos, buscando la sincera efectividad de las frases, y todo eso no es en absoluto baladí: lejos de los recursos fáciles, de las palabras hueras, se halla efectivamente el conocimiento que perseguimos. En lo que a mí respecta, me quedo con el último de los cuentos contenidos en el libro, “Las tablas del destino”, por la riqueza de su contenido, que funciona como broche de oro de la obra, y el acierto al expresarlo. La temática que aborda esta narración es, como se decía hace ya eones, “de rabiosa actualidad”, puesto que vivimos tiempos en los que los roles sexuales están bajo el atento escrutinio de todo ser humano, en busca de una redefinición mejor y más justa.
En cuanto a la parte expositiva de la obra, que también la tiene, y pese a las bien traídas protestas de Daniel con ese motivo, no peca esta “coleccionista de cuentos” -según ella misma se define- de erudición gratuita. Aporta datos interesantes y contrastados, cumpliendo así con la tarea de informar para formar, ni más ni menos, y demuestra que ha hecho sobradamente los deberes.
En resumen, una obra amena, brillante, fácil de leer y orientada a la tan necesaria misión de despertar las conciencias, incluso las de quienes comienzan a asomarse al mundo que les rodea: efectivamente, hay que “recordar los cuentos”.
SINE SPECULO, de Maite Mateos Torres
“Sine Speculo”es la última obra de Maite Mateos Torres. En esta ocasión, la escritora barcelonesa aborda, en la que se me antoja su novela más ambiciosa, la lenta y meticulosa construcción de la vida de cada uno de nosotros, del pensamiento individual que ha de soportar el rumbo vital de la existencia del ser humano que desea ser digno de semejante apelativo: “…cada uno debe construir su propia ruta de vida, su propia verdad, al margen de todo lo establecido.” Y hay que hacerlo arriesgándolo todo, sin miedo a equivocarse, incluso caminando a ciegas si fuera preciso: “Sobre los cimientos de los pensamientos de los otros, o sobre la nada, debíamos construir nuestro propio pensamiento. ¿Era posible construirlo sobre la nada?¿Sin espejo alguno?, me repetía una y otra vez. Sine speculo…me devolvía el eco de mi mente”.
Una protagonista femenina, Alais de Albió, va desarrollando este leit motiv a lo largo de las páginas de la novela, al tiempo que la autora engrana hábilmente la narración de las peripecias intelectuales de su personaje con la lucha sin cuartel, que resulta ser de candente actualidad, en la que la dama se ve inmersa cuando intenta brillar con luz propia en un mundo dramática e injustamente masculino, que relega a papeles secundarios a las mujeres en todos los terrenos del arte y del saber por el mero hecho de serlo. Asistimos, por tanto, a la forja del carácter de una mujer intrépida y rebelde, que sospecha su procedencia aristocrática y que acepta hacerse pasar por un varón con tal de poder acceder al reservorio de cultura que en aquel lejano entonces estaba reservado exclusivamente para los hombres. En este sentido, la obra conecta con facilidad con el lector y se gana una mirada cómplice por parte del mismo, lo que hace que se lea con rapidez.
La protagonista se irá encontrando, durante su peculiar singladura, con otras mujeres, casi todas criaturas inquietas e inconformistas como ella misma, y con un par de varones que la marcarán profundamente cuando Alais sienta la inevitable llamada del sexo, la atracción por otra persona. Desde un punto de vista marcadamente frío e intelectual, deliberadamente aséptico, con el alejamiento propio del filósofo, la dama examinará sus relaciones con el sexo opuesto, tan solo para acabar cayendo gustosamente en las delicias del amor carnal, con sus claros y sus sombras: “¿Cuánto tiempo más duraría esa pasión y los sentimientos que la alimentaban? La percibía como algo muy frágil, como algo que también debía cultivarse con sumo cuidado”.
La acción se desarrolla en la Cataluña de mediados del siglo XV, época azarosa y agitada políticamente, y está documentada con amplitud y rigor. Destaca del mismo modo, y en lo tocante a documentación, la labor realizada por Maite para dar a conocer al lector, siquiera sea de manera tangencial, la interesante obra de poetisas españolas y moriscas de tan turbulentos momentos históricos, para significar con total claridad que el genio artístico, filosófico y científico del sexo femenino lleva presente entre nosotros desde el principio de los tiempos, por mucho que voces acomplejadas, malévolas o simplemente desinformadas hayan querido ocultarlo o negarlo. Pero en realidad, este instante de la historia no aporta, en mi opinión, nada sustancial al asunto central de la narración. Funciona, no obstante, como un telón de fondo eficaz y bien construido, contra el que se recorta con nitidez lo que en realidad quiere contarse, que es materia tan importante que destacaría prácticamente en cualquier época en la que se incardinase el transcurso de los hechos.
Igualdad entre hombres y mujeres, en la ciencia, en el arte, en el sexo, en la vida toda: “Lo masculino y lo femenino necesita cada uno de un infinito propio, puesto que la mujer no puede ser entendida como la medida del hombre ni el hombre como la medida de la mujer ().Todos necesitamos de nuestra propia medida para ser libres”.
En resumidas cuentas, una oda al libre pensamiento, a la rebeldía intelectual y personal, a la igualdad entre sexos y a la ineludible, imperiosa necesidad de pensar por uno mismo para convertirse “…en una persona difícil de manipular y por tanto en una persona más libre”, asunto por otra parte recurrente en la obra de Maite, presente por tanto en otras de sus novelas como “Memento fabulis”.
De muy recomendable lectura, con total franqueza.
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