Hay ocasiones en la vida francamente emocionantes. Hay momentos impagables que todo ser humano debería vivir por la sensación de plenitud y de felicidad que aportan. Yo tengo la gran fortuna, ahora mismo, de disfrutar de uno de esos instantes, cuando una persona tan conocida y valorada como María Fidalgo Casares expresa su agrado por mi modesto trabajo. Muchas gracias, María, a ti y a todos los seguidores y amigos que me han hecho patente su cariño durante estos días frenéticos, que culminarán el próximo 17 de mayo. Allá va eso…
Escribo, luego existo.