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Etiqueta: viaje

Tremendo mambí (iii)

«Sufro la inmensa pena de tu extravio, siento el dolor profundo de tu partida, Y lloro sin que sepas que el llanto mio Tiene lagrimas negras, Tiene lagrimas negras como mi vida.» Lágrimas negras. Miguel Matamoros, 1930 La noche habanera es cálida y llena de rumores, de susurros húmedos, de deseos inconfesables. Todas las noches de todos los puertos de mar lo son, merced a las sirenas que habitan sus aguas. Camino de la famosa Bodeguita, calle Empedrado número 206, esquina con Cuba y San Ignacio, veo con súbito temor que las luces del establecimiento están apagadas. Y, efectivamente, está…

Tremendo mambi (ii)

«Aquí se queda la clara, la entrañable transparencia de tu querida presencia, Comandante Ché Guevara.» «Hasta siempre, comandante». Carlos Puebla, 1965 Una pared de madera se yergue frente a nosotros. Practicadas en ella, varias puertas dan paso a sendas cabinas para que las autoridades cubanas puedan sellar los pasaportes de los visitantes de su patria. Abro, entro, cierro la puerta y veo a mi derecha un cubículo en el que se retrepa, a duras penas, la mínima expresión de un funcionario de fronteras. Cómo será de pequeñito aquel señorín que, pese a estar sentado en una banqueta que se apoya…

Tremendo mambí

«Guantanamera, guajira, Guantanamera…» José Martí/ Julián Orbón «Guantanamera»   Ayer me encontraba mano sobre mano, un tanto desnortado por la falta de trabajo y por la inactividad. Para aliviar un poco mis penas, dí en repasar algunos rincones de mi despacho, de mi querida cueva, para ordenar una vez más lo ya ordenado en anteriores ocasiones, para sacudir un polvo inexistente de mis libros, de mis ideas y de mi vida, a ver si conseguía entretenerme un poco y sentir que mi tiempo se consumía en algo útil. Y en esa tarea andaba cuando posé la vista sobre un libro…

Erbani

Despeinada y feliz me preguntas con voz ronca, anegada aún por el sueño, que  qué quiero desayunar. Me da igual el desayuno porque contigo,  bajo un sol amable y candongo, siempre es fiesta, no existe la prisa. Posiblemente me conformaría con morderte la nariz y ver cómo te vistes tras la ducha,  despacio y con mimos, pero tengo que pensármelo más despacio. Quiero que lleves la voz cantante, amore. Esta aventura en noviembre es para los dos, pero tú la mereces y la necesitas mucho más que yo. Al fin y al cabo, no soy más que un simple corsario…

Muñeco roto (Fantasmas del Paraíso, V)

Eres, sin discusión alguna, corazón,  la mujer que más daño me ha hecho en mi vida. Poco sospechaban mis veinte años, nada más conocerte, que lo nuestro  -sería mucho más ajustado a la realidad decir «lo mío» a secas, o  «lo mío contigo»-  iba a acabar en tragedia. Al menos, así lo vivió mi pecho, henchido de vida y de juventud, poco acostumbrado al sufrimiento y al pesar de cualquier clase. Muy posiblemente, a estas alturas de mi travesía,  la cosa no hubiera pasado de un disgusto de fin de semana, quizá ni eso, pero en aquellos entonces, rodeado por…